La percepción de propiedad en el ámbito público es un tema que a menudo provoca controversia. En muchos casos, los funcionarios y representantes de la administración local tienden a considerar los bienes y servicios públicos como extensiones de su propia autoridad, lo que puede llevar a situaciones que generan confusión y descontento entre los ciudadanos. Este fenómeno se observa con claridad en la gestión de las instalaciones y recursos destinados a la comunidad, donde el sentido de pertenencia puede interferir con la verdadera función de estos espacios: servir a la población.
La propiedad pública y la gestión local
Un claro ejemplo de esta dinámica se manifiesta en la forma en que algunos funcionarios locales se refieren a los recursos públicos. Juan Herrera, un conocido político de la región, utiliza una expresión que ilustra esta tendencia: "mis Policías" al hablar de la Policía Local. Este tipo de lenguaje implica una apropiación del servicio público, sugiriendo que la administración tiene derecho sobre las instituciones que, en realidad, son de propiedad colectiva.
Asimismo, los concejales de Deporte en el Ayuntamiento de Vélez emplean frases como: "Tenéis que tener en cuenta que os dejamos el Pabellón". Esta afirmación no solo refleja un sentido de propiedad sobre las instalaciones deportivas, sino que también implica una relación de poder que puede ser problemática. Las instalaciones, como el Pabellón o la Piscina, fueron construidas con fondos públicos y, por ende, deberían ser vistas como un recurso disponible para todos los ciudadanos, no como un regalo o favor de las autoridades.
El impacto en el desarrollo cultural
En el ámbito cultural, esta percepción se manifiesta de manera aún más pronunciada. La Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Vélez es un ejemplo notorio de cómo los funcionarios pueden adueñarse no solo de las instalaciones, sino también de la creatividad de los artistas locales. La concejala de Cultura, Sara Sánchez, actúa como si las obras y los eventos culturales le pertenecieran, lo que perjudica la iniciativa independiente de los creadores.
La política cultural de la localidad se ha centrado en dos ejes principales:
- La programación de actuaciones impuestas por organismos externos como la Junta o la Diputación.
- La realización de ruedas de prensa para promocionar obras de artistas locales, donde la iniciativa personal de estos queda a un segundo plano.
Este enfoque limita la creatividad y la diversidad en la oferta cultural, ya que se priorizan las agendas institucionales sobre las verdaderas necesidades y deseos de la comunidad artística.
Conflictos entre artistas y autoridades
Recientemente, una artista de la región acudió a la redacción de un medio local para anunciar su próxima exposición. Sin embargo, al día siguiente, recibió una llamada de la Delegación de Cultura, expresando su descontento porque la artista había promocionado su obra sin la autorización previa de la concejala. Este tipo de situaciones revela una falta de respeto por la autonomía de los artistas y un monopolio de la narrativa cultural que debería ser más inclusiva.
La artista, visiblemente preocupada, intentó explicar que la obra era suya y que tenía derecho a hablar de ella. Sin embargo, la respuesta de la concejalía fue contundente: "La Sala de Exposición es nuestra y todavía somos capaces de anular la exposición". Esta amenaza no solo desincentiva a los artistas locales, sino que también genera un ambiente de miedo y censura.
La percepción de la cultura como un bien privado
La concepción de la cultura como un bien privado por parte de los representantes locales tiene implicaciones profundas. Los artistas deben comprender que, en la mente de algunos, la cultura es sinónimo de un control absoluto. Esto puede llevar a que las iniciativas culturales queden relegadas a un segundo plano, a merced de decisiones arbitrarias por parte de quienes ostentan el poder.
Ejemplos como el de la artista que quiso presentar su trabajo ponen de manifiesto la necesidad de una reflexión crítica sobre cómo se gestionan los recursos culturales. La cultura no debería ser un monopolio de unos pocos; debe ser un espacio para la creatividad y la expresión, donde todas las voces sean escuchadas y valoradas.
Nuevas voces en la cultura local
La necesidad de un cambio en la gestión cultural es evidente. Es fundamental promover un entorno en el que los artistas locales puedan expresarse libremente y donde sus proyectos sean apoyados sin restricciones. Se debería considerar la creación de espacios de diálogo entre artistas y autoridades, donde se respete la autonomía de los creadores y se fomente la colaboración en lugar de la competencia.
Además, se pueden implementar medidas como:
- Programas de apoyo a artistas emergentes.
- Espacios de exhibición abiertos donde todos los creadores puedan presentar su trabajo.
- Iniciativas comunitarias que promuevan la participación activa de los ciudadanos en la cultura.
De esta manera, se podría transformar la cultura en un patrimonio colectivo, donde cada individuo se sienta parte del proceso creativo y de la oferta cultural de su localidad.
La importancia de la gestión cultural participativa
Para lograr un cambio significativo en la cultura local, es crucial adoptar un enfoque de gestión participativa. Esto implica involucrar a todos los actores del ecosistema cultural—artistas, gestores, ciudadanos—en la toma de decisiones. La creación de un consejo cultural, por ejemplo, podría ser un primer paso hacia una mayor democratización de la cultura.
Un consejo de este tipo podría:
- Facilitar la comunicación entre artistas y autoridades.
- Proporcionar un espacio para discutir y planificar eventos culturales.
- Fomentar la formación de redes de colaboración entre creadores.
Este enfoque no solo enriquecería la oferta cultural, sino que también promovería un sentido de pertenencia y orgullo en la comunidad.
Reflexiones finales sobre la cultura y la propiedad
El sentido de propiedad que exhiben algunos funcionarios sobre los recursos públicos y culturales plantea un desafío que merece ser abordado. La cultura debe ser vista como un bien común, un espacio donde cada individuo pueda contribuir y participar activamente. Solo entonces podremos construir una comunidad más rica, diversa y vibrante.
Para explorar más sobre esta temática, puedes ver el siguiente video que refleja la importancia de la cultura en nuestras vidas:
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