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Desaladoras españolas podrían abastecer agua a 34 millones de personas

La escasez de agua es un problema que afecta a millones de personas en el mundo y que se intensifica debido al cambio climático y a la creciente demanda. Las desaladoras emergen como una solución tecnológica innovadora, capaz de convertir agua salada en potable. Sin embargo, este proceso no está exento de desafíos y consideraciones medioambientales.

El estado actual de las desaladoras en el mundo

Actualmente, hay aproximadamente 20.000 desaladoras en funcionamiento en todo el planeta. Estas instalaciones producen más de la mitad del agua que se destina a abastecer a las ciudades, contribuyendo significativamente a la disponibilidad de agua potable.

A nivel global, Arabia Saudí y Estados Unidos lideran el número de desaladoras, seguidos por España, que ocupa el quinto lugar con 770 desaladoras operativas. La primera planta desaladora española fue inaugurada en Lanzarote en 1964, marcando el inicio de una trayectoria que ha convertido al país en un referente mundial en esta tecnología.

Capacidad de producción y su impacto en la población

Las instalaciones desaladoras en España tienen una capacidad de producción que supera los 5 millones de metros cúbicos de agua desalada al día. Esto es suficiente para abastecer a aproximadamente 34 millones de personas, un dato que subraya la importancia de esta tecnología en la gestión del agua.

En particular, la planta desaladora más grande de Europa se encuentra en Barcelona, en el Prat de Llobregat. Desde su apertura en 2009, esta instalación es capaz de generar 200 millones de litros de agua al día, lo que equivale a proporcionar agua potable a 5 millones de personas.

Desafíos económicos de la desalinización

A pesar de sus ventajas, la desalinización enfrenta importantes retos, sobre todo en términos de costos. Por ejemplo, el coste de producción de 1.000 litros de agua en la planta de Barcelona asciende a 70 céntimos, lo que representa un precio tres veces superior al del agua proveniente de los pantanos catalanes. Esto plantea la desalación como una solución provisional, especialmente en el contexto actual de sequía.

Una vía para reducir los costos es la implementación de energías renovables, como la solar. Actualmente, el uso de combustibles fósiles, principalmente gas, encarece el proceso y tiene un impacto ambiental negativo. La transición hacia fuentes de energía más limpias podría ayudar a hacer la desalinización más sostenible y económicamente viable.

Impacto ambiental de la salmuera

Uno de los problemas asociados con la desalinización es la generación de salmuera, un residuo que se devuelve al mar y que puede perjudicar el ecosistema marino. La salmuera tiene una concentración de sal superior al 5%, en comparación con la media del agua del Mediterráneo, que es de 37,5 gramos de sal por litro. En las cercanías de una desaladora, esta concentración puede superar los 70 gramos.

Este aumento en la salinidad puede tener graves consecuencias para las praderas marinas y la vida acuática, afectando tanto a la flora como a la fauna del entorno. Para mitigar este problema, es esencial desarrollar métodos que reduzcan el impacto de la salmuera en los ecosistemas locales.

La situación del agua en las Islas Canarias

Las Islas Canarias son especialmente vulnerables a la escasez de agua, lo que ha llevado a la instalación de un gran número de desaladoras. En total, el archipiélago cuenta con 281 plantas en Las Palmas y 46 en Santa Cruz de Tenerife. Esta infraestructura es crucial para satisfacer la demanda de agua en una región con escasos recursos hídricos naturales.

Además de las Islas Canarias, el litoral mediterráneo y las Baleares también poseen un importante número de desaladoras, lo que refleja la necesidad de esta tecnología en áreas con alta demanda de agua y recursos limitados.

Iniciativas del Gobierno español en respuesta a la sequía

En respuesta a la grave sequía que enfrenta el país, el Consejo de Ministros de España ha aprobado un plan de actuación urgente que contempla la construcción de tres nuevas plantas desaladoras en el sur de la península. Esta inversión totaliza 640 millones de euros, destacando la importancia que el gobierno otorga a la gestión del agua en tiempos de crisis.

Por otro lado, la Sociedad Estatal de Aguas de las Cuencas Mediterráneas (Acuamed) tiene previsto destinar otros 600 millones de euros a la construcción de desaladoras de menor escala que funcionarán mediante energía solar. Esta iniciativa no solo busca ampliar la capacidad de producción de agua desalada, sino también hacerlo de una manera más sostenible y económica, alineándose con los objetivos de transición energética del país.

Perspectivas futuras de la desalinización en España

A medida que la crisis del agua se intensifica, la desalinización podría convertirse en una solución cada vez más relevante. Sin embargo, es fundamental abordar los desafíos económicos y medioambientales asociados con esta tecnología. Las inversiones en energías renovables y en investigación sobre la gestión de salmuera son pasos necesarios para garantizar que la desalinización sea una opción viable y sostenible.

Además, la colaboración entre el gobierno, empresas y organizaciones medioambientales será clave para desarrollar un enfoque integral que no solo aborde la escasez de agua, sino que también proteja nuestros ecosistemas acuáticos.

Para profundizar en la crisis del agua en España y las soluciones propuestas, se pueden consultar recursos como el siguiente video:

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